El mismo es administrado por los presbíteros o sacerdotes, porque así está escrito en Stgo 5,14-15:
“¿Hay alguno enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse y el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán”.
También podemos encontrar el respaldo bíblico de este sacramento en estos textos:
Mc 6,13:
“...expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban"
Mc 16, 18:
"... pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos se encontrarán bien.¨ (Mc 16,18).
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