sábado, 23 de marzo de 2013

¿QUIERES MÁS PRUEBAS DE QUE EN LA IGLESIA CATÓLICA EL ÚNICO GRAN MEDIADOR ES JESUCRISTO?




Todo lo más importante en la vida del cristiano católico lo hace y lo concluye, no en nombre de dioses e ídolos paganos, sino diciendo con profundo respeto la invocación: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”: cuando se comienza y se concluye la Santa Misa. 

Todos los actos de culto y momentos de oración católicos se inician y terminan diciendo: “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Inclusive, todas las oraciones que hacemos cuando invocamos la intercesión de la santísima Virgen o de alguno de los Santos terminan siempre diciendo: “por Jesucristo nuestro Señor, Amén”. También terminan, la mayoría de ellas diciendo: "Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina con el Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos" Y todos contestan diciendo: "Amén".

Siempre se pone a Dios por delante y antes que todo diciendo: “Dios mediante”; “Si Dios quiere”, “Con el favor de Dios”, “Gracias a Dios”, “Primero siempre Dios”, “Dios te favorezca y te guarde”, “Dios te bendiga”; “Dios te acompañe; “Vaya con Dios”; “Dios te proteja”

Estas son costumbres muy arraigadas en el pueblo provenientes de la fe católica y no de las doctrinas de nuestros hermanos esperados. 

Siempre ponemos ante todo confiarnos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo al iniciar y terminar una jornada de trabajo; al levantarse y al acostarse a dormir; al comenzar una hora de estudio, una jornada de clases.

Al salir de viaje en cualquier medio de transporte.  Antes y después de comer; antes y después de todas sus oraciones.

Al pasar frente a un lugar sagrado: una Iglesia, un cementerio, una capilla, una imagen cristiana; al entrar al terreno de juego los católicos deportistas siempre se encomiendan a Dios invocando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El que tenga ojos para ver que salga a la realidad y  vea.

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