Lee esto antes de entrar en los temas:
No es un texto de apologética clásica. La razón es muy directa. A quien hay que enfrentar no es a nuestros hermanos esperados que han marcado distancia con la fe católica. A quien hay que encontrar y enfrentar es al enemigo común de todos los hijos de Dios, a Satanás. Quienes adversan hoy a la Iglesia católica son nuestros hermanos a quienes debemos auxiliar en la fe y no nuestros adversarios. Nos mueve el impulso de amor por el prójimo y no la contienda y pido a quienes lean este material leerlo con esa misma intención.
La Biblia no es para pelear...!
Pido comprensión al lector, si en algún momento se siente atacado. Quiero decirte, que lo fuerte que consigas escrito en esta Guía no va dirigido hacia usted sino hacia Satanás que acostumbra a esconderse. Es parte del modo de proceder que él tiene el hacer que los que están bajo su dominio sientan que los están atacando a ellos y entonces en lugar de tender la mano al auxilio en la fe que Dios les está enviando crean que es el mismo Satanás el que los está seduciendo. Por eso vemos a muchos hermanos esperados negando y adversando todo aquello donde ha resplandecido maravillosamente la obra de Dios: la santa cruz, los Santos, la Virgen María, la Eucaristía, el Sacramento de la Confesión, etc; por eso los vemos luego atacando la Iglesia que Jesús fundó.
Es normal que alguno de nosotros reaccione o se altere por esto que escribo; no me siento mal por ello, te comprendo. Pues, a los seres humanos, muchas veces nos cuesta reconocer y aceptar que veníamos siendo utilizados por el tentador hasta el día cuando alguien nos haga sacudir un poco la razón, y nos muestre con caridad lo que no habíamos visto; hasta el día que nos auxilien en la fe.
Sé que no le gusta a muchos que a Satanás se le esté nombrando a cada rato. Sepan que también a Satanás le encanta que no lo mencionen. Él es la cabeza del problema del abandono que muchos han hecho de la Iglesia Católica y a la culebra se le pisa la cabeza con la verdad para así dominarla y vencerla. Nada hacemos con atender un problema donde él no se encuentra. Sabemos, por Ap 12:17 que con el príncipe del mal tenemos que librar una batalla espiritual y que no se puede por lo tanto permanecer hoy diciendo las cosas buscando solamente agradar y complacer el gusto del lector.
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