Y también es una enorme urgencia. Por el amor y la fidelidad a Jesucristo (Jn 17:21) y el respeto a la gente que pone en nosotros su confianza, hoy más que nunca es necesario ante la multiplicación de tantos pastores engañadores y mercaderes de la fe, que el pueblo nos vea a todos los que prestamos este ministerio, haciendo el mismo acto de humildad y responsabilidad que tuvo San Pablo, quien habiendo tenido ya catorce años de ministerio entre los pueblos paganos no encontró paz interior hasta no estar seguro de si andaba predicando la doctrina verdadera de Jesucristo o una doctrina elaborada por él mismo. El mismo se vio rodeado por donde iba de muchos que predicaban sobre Jesucristo sin control ni autorización de nadie y surge allí el tema en la Biblia de las llamadas doctrinas de hombres. Leamos con detenimiento y profunda reflexión el testimonio de San Pablo escrito en los dos primeros capítulos de su Carta a los Gálatas.
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