martes, 29 de julio de 2014

LOS TOREROS DEL DIABLO


¿A quién le preparan el terreno las Sectas Protestantes?

Esto que vas a leer es para auxiliar y liberar a todos los hermanos esperados que integran ciegamente estos grupos, sin saber aún del serio peligro en el que se encuentran.

Ellos, sin saberlo, son pisoteados en su dignidad de hijos de Dios, al ser tratados como toros burlados por toreros del diablo que los conducen al desenlace de la muerte de sus almas o a la agonía del sufrimiento en el Purgatorio.

No nos extrañemos de la inocencia de muchos de estos toreros, que convencidos viven, faena tras faena, creyendo que le sirven a Cristo, e ignorando realmente para quién están toreando.

No les tomes en cuenta, Oh Señor Jesucristo, su inculpable actuación.

[Cf. Lumen Gentium 2 -16]

El CAPOTE es la trampa del diablo, y consiste en moverlos a atacar todo aquello que les lleva y les ayuda a la salvación: la Eucaristía, la Confesión, la guía segura del sacerdocio  instituido por Cristo, la cruz, el auxilio y la intercesión de la Virgen María y de los Santos.

El TORERO utiliza el capote para hipnotizar los toros y hacer que no se den cuenta que están atacando justamente los medios y recursos que el mismísimo Jesucristo instituyó como camino seguro y verdadero para alcanzar la vida eterna.

INVITO A PENSAR:

¿Quién representará a los toreros del diablo en la arena de la vida de este mundo?

El diablo, al parecer, tiene sus propios toreros. A ellos los viste y hace que todo el mundo en la plaza los llamen pastores.

¿Quiénes serán tales?

Los pobres e inocentes toros no tienen ni idea de adonde lo están lentamente llevando estos toreros: a la muerte de sus almas.

Ellos no saben que todo lo que está en desarrollo es que son utilizados para engordar una escondida industria de dinero. El dueño de la plaza y otros que están fuera del ruedo esperan sus buenas ganancias.

Esto es lo que tiene Satanás para la gente de este tiempo: un supermercado de la fe al gusto del cliente.

Muchas artes y técnicas usan los toreros del diablo para atraer y dominar los toros: yoga, feng shui, organizaciones pseudo cristianas, pseudo evangélicas, santería, babalaos, halloween, espíritu de la navidad, astrólogos, gnosticismo, entre otros. Muchos incautos van y llenan los cupos y espacios de estos lugares y de estas costumbres que ordinariamente andan abarrotados de seguidores y con abundantísimos ingresos.

Aunque parezcan tan distintos entre sí, estas artes del torero tienen una misma piedra como base: aquella misma utilizada por el diablo en contra de Adán y Eva (Gn 2,17). Cada uno tiende a considerar que la verdad es como a cada uno por su cuenta le parece que las cosas son. En cada una de estas costumbres, las personas aparecen interpretando a cada quien, a su manera, la Biblia [no obstante la advertencia de 2Pe 1, 20-21], decidiendo por su cuenta cada uno qué es lo que necesitan y qué es lo que no les hace falta para salvar sus almas.

Curiosamente, el lugar de Dios, el verdadero, los templos de la Iglesia Católica, los encontrarán vacíos o con pocas personas. Esto era de esperarse: mientras la Puerta (cf. Jn 10,3.7.9) para salvarse es angosta y pocos quieren pasar por ella, la puerta para perderse es ancha y todos corren tras ella para satisfacer sus necesidades (cf. Mt 7,13-14).

No todo el mundo es incauto. No todos se dejan atrapar por las insidias y seducciones del jefe de los toreros. Ya esto dice demasiado: “la piedra que desecharon los constructores de este mundo era piedra angular” (Mt 21, 42).

En el idioma arameo, Cristo le dijo a Simón: “Tú te llamarás CEFAS – que quiere decir “PIEDRA” (Jn 1,42; Mt 16,19. ¿No será justamente ésta la PIEDRA elegida por Cristo y tan despreciada hoy por quienes aparecieron de pronto como los constructores de un supuesto verdadero cristianismo y evangelismo? 

Y es que los hermanos que acuden a los cultos protestantes no se dan cuenta a donde los está llevando el último responsable y cabeza de esas sectas. 

Cuidado con ir a la Iglesia Católica a buscar, equivocadamente, lo mismo que muchos van a buscar en las sectas protestantes y otras costumbres paganas: resolver necesidades inmediatas, o descargar y encontrar al margen de los Sacramentos y de la vida de la Iglesia, un refugio o una salida de liberación a sus heridas y resentimientos y, en muchos casos, para entretenerse porque allá se pasa bien. 

Recordemos todos, que cubrir necesidades inmediatas no es igual a seguir a Cristo: “En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado”. (Jn 6,26). (Ver también: 1Cor 11,22)

El inocente toro vive hipnotizado con las canciones que le mencionan a menudo a Cristo, por el abundante uso de la Biblia, por el contagio de abrazos, cariños, y conmovedoras “oraciones” que lo envuelven en una atmósfera que le hace creer que está gozando el más intenso de los avivamientos; sigue allí, en aquel lugar de culto, en aquella arena de una plaza de toros, creyendo que está justo a los pies y en el camino de Aquél que ama y busca con toda su alma: de JESUCRISTO. No sabe lo que le espera: la estocada del maligno en lo más profundo de su alma: la muerte eterna y el estar lejos de Dios.

A un protestante fanático lo podría definir así: un ciego incauto que no ve el camino que lo lleva al peligroso abismo del ateísmo. Mediante parábolas Jesucristo explicaba sus enseñanzas. También una parábola nos puede ser útil hoy para ayudar a reaccionar y a liberar almas del error.

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