La tendencia creciente que desde el inicio se vio de la pronta
multiplicación de las posibilidades de expansión de la Misión Face’DIOS dentro
y fuera de la geografía venezolana me fue mostrando la real necesidad de tener
que atender a tiempo completo esta labor. Las labores y responsabilidades
específicas que como Salesiano de Don Bosco tuviera que llevar bien sea en la
ciudad de San Félix como en cualquier lugar donde fuera enviado no las iba a
poder atender como me lo pedían las Constituciones y los Reglamentos de vida
que para siempre había prometido vivir dentro de la Congregación Salesiana. Sin
embargo, no paraba de recibir de muchísimas maneras y constataciones las
manifestaciones de la voz de Dios que una y otra vez me iban indicando que me
estaba pidiendo dar mi vida toda por este nuevo camino misionero dentro de la
Iglesia. Amando intensamente a la Congregación Salesiana sentía como Dios iba
llevando progresivamente mis pasos para que mirara más allá hacia el horizonte
de la Iglesia toda. Aún así el corazón salesiano no se me reducía. Todo lo
contrario, sentía que me estaba encontrando muy dentro de este hermoso carisma
al recordar como nuestro santo Patrono San Francisco de Sales y nuestro
fundador San Juan Bosco llevaban en su corazón su ilimitado y pleno amor por la
Iglesia, su celo por la salvación de las almas y su incansable preocupación por
proteger al pueblo de Dios en la fe ante la proliferación de las Sectas.
Encomiable, heroica y digna de imitación es la entrega apostólica de San
Francisco de Sales para traer Regreso a Casa a miles de calvinistas en Francia.
Llevo en mí corazón la llama viva de mi amor por Don Bosco al haber escogido
como patrono de la Misión Católica Face’DIOS a San Francisco de Sales y al
llevar siempre conmigo en mi pecho hasta que se desgaste, la cruz que recibí el
día de la profesión perpetua dentro de la Congregación.
En Julio del año 2011, a recomendación de mis hermanos
Salesianos de la comunidad de San Félix y de mi confesor, el padre Matías
Camuñas, dirigí una carta al padre Inspector Luciano Stefani a su Consejo
pidiendo una oportunidad de poder atender a tiempo completo la Misión
Face’Dios dentro de la Congregación Salesiana y como un servicio para toda la
Iglesia. Luego del proceso de varias reuniones y conversaciones, y siguiendo
las orientaciones de la Santa Madre Iglesia, luego de haber comprendido que se
trataba del nacimiento de una nueva vocación, procedí a buscar un obispo
benévolo que pudiera asumir eclesiásticamente la Misión Face’DIOS y que me
pudiera permitir entregar mi vida sacerdotal en pleno a animarla a nivel
nacional.
Había tocado, en primer lugar, las puertas de la Diócesis de
Maturín, con Monseñor Enrique (falta apellido), y mientras estaba pendiente
esperar los procedimientos según las debidas recomendaciones del obispo, quien
muy fraternalmente me atendió, varios sacerdotes de la Diócesis de Ciudad
Guayana me abrieron el horizonte a seguir. Percibo allí una profunda cercanía
de Dios, que a través de mis propios hermanos sacerdotes me estaba indicando el
camino a tomar. Estos sacerdotes fueron: el padre Angel Caraballo (diocesano),
el Padre Roberto (claretiano) y el padre Schiffer (diocesano estadounidense
prestando servicio a la Diócesis de Ciudad Guayana).
Ellos me recomendaron presentar esta Misión ante la Comisión
de Doctrina de la Conferencia Episcopal como un servicio misionero para ayudar
en la tarea evangelizadora de toda la Iglesia. Consideraban que esta Misión iba
más allá de una Misión Diocesana, ya que los servicios y las peticiones se
estaban dando en varias Diócesis del país; la vislumbraban como una posible
Misión de alcance nacional y tal vez, también, internacional.
Entre los días cuando se iban ubicando las diversas
obediencias y cambios dentro de la Inspectoría Salesiana, sostengo una primera
conversación con Mons Mario Moronta en la ciudad de La Fría, Estado Táchira,
donde le presenté una carta en la que le pedía su apoyo de una oportunidad de
una año de prueba de poder ofrecer y desarrollar el servicio de la Misión
Católica Face’DIOS desde la Conferencia Episcopal Venezolana a través de la
Comisión de Doctrina, por él coordinada para ese entonces. En una semana y media recibía por correo
electrónico la respuesta de Monseñor Mario Moronta donde indicaba que no
pudiendo y no debiendo decidir sólo por toda la CEV algo que debía seguir un
tratamiento adecuado, me ofrecía la oportunidad de recibirme como sacerdote
incardinado en la Diócesis de San Cristóbal, adjunto como vicario de la
Parroquia de Santa Ana del Táchira, donde está mi hermano sacerdote Domingo
Pernía. En aquella carta me informaba de su apoyo canónico a la Misión
Face’Dios y del permiso para atenderla en las Diócesis donde se pidiera. Me
hacia particular invitación a abrir espacios también por el Occidente de
Venezuela.
Fue el mes de Julio un mes difícil para mí. Por algunos días
vivía la incertidumbre ante la espera de la respuesta definitiva de la
Congregación Salesiana y la respuesta de Monseñor Mario Moronta. Sentía el
aliento de Dios que muy dentro de mí me decía que tuviera paciencia y
serenidad, pues esta era una obra de El y con su favor todo iba a ir saliendo
adelante poco a poco. Mi hermano sacerdote Domingo fue de gran ayuda en esos
momentos, al igual que el padre Estanislao Brudek, quien era mi director
espiritual. En ambos encontraba la voz oportuna de Dios que iba guiando en
medio de la noche oscura de aquel cambio de camino que justo en esos meses de
junio y julio estaban ocurriendo en mí. Me encontraba ante la nada del tener
que vivir permanentemente de un sitio a otro sin mayores pertenencias
personales que unas cuantas prendas de vestir, lo más básico para subsistir y
lo más ligero y práctico de equipaje para acostumbrarme a un hábito de vida
permanentemente itinerante donde no iba a tener una habitación fija, ni
escritorio, ni closet, ni casa fija. Ya
iba mirando el nuevo tipo de casa que Dios me estaba mostrando…. Cuando me
preguntaban….¿Dónde vas a vivir ahora? No encontraba y no encuentro hasta ahora
otra respuesta que decir sino…. “Mi casa es la Iglesia Católica; allí vivo” En
cada lugar que Dios me lleve y me envíe allí estará mi casa, allí me dará mis
hermanos de comunidad, allí estarán hermanos para amar y servir, allí viviré
como hijo de Dios. EL sacramento del Bautismo lo empecé a hacer consciente como
nunca antes lo había visto; me permitió comenzar a conocer de otra manera el
Cuerpo de Cristo, compuesto por todos
sus miembros, por cada bautizado, no importando el sitio ni la condición en la
que se encuentre. Todos somos mirados y amados por los mismos ojos de Dios.
Inmediatamente hechos los procedimientos a seguir para la
incardinación a la Diócesis de San Cristóbal se emprendió la expedición
misionera con los Talleres Face’Dios con 20.000 ejemplares de la III Edición
de la Guía Bíblica mientras se elaboraba muy pacientemente la IV Edición que llevaría
por nombre Guía Bíblica para recibir a Jesucristo. El trabajo de esta IV
edición requirió un trabajo muy paciente; se trataba de recoger en la misma
Guía Bíblica el mismo espíritu y enfoque misionero de la Misión Face’DIOS, de
modo que no fuera una instrumento de apologética sino más bien, una herramienta
que se apoyaba de los tesoros que descubre la misma apologética para
entregárselos de manera sencilla, coloquial y fácil de comprender al pueblo de
Dios.
La mismo aprendizaje había vivido en esta Misión para ese
entonces me fue solicitando que debía empezar por mí mismo a vivir aquello que
a los demás estaba llamando a practicar: asegurar primero que camino en la sana
doctrina antes de predicarla, publicarla y expandirla. Aprendí por el encuentro
con la Palabra de Dios que una aprobación eclesiástica de cualquier publicación
u obra en la Iglesia, debida y cualificadamente bien examinada, es al
mismo tiempo un modo concreto de abrirse a la Gracia y a la acción del Espíritu
Santo, a modo de decir que no sea la voluntad del hombre lo que la impulse y la
dirija sino la voluntad de Dios. Previa aceptación de Mons Mario Moronta, el
padre Juan Pablo Perón, hermano salesiano y doctor en Biblia, recibió y tomo
con mucho cariño la revisión y examinación de la Guía Bíblica.
Mientras transcurría el tiempo ya la existencia de la III
Edición de la Guía Bíblica se fue agotando hasta que la emergencia tocó
nuestras puertas. Después de la Semana Santa del 2012 ya estas Guías Bíblicas
se estaban agotando y aún quedaba mucho por esperar para tener publicada la IV
Edición; por eso, nuevamente se mandaron a imprimir 12.000 ejemplares de la III
Edición, ya que se venían muchos Talleres y solicitudes de Guías Bíblicas de
varios lugares del país .
El tiempo que iba avanzando iba madurando la IV Edición de
la Guía Bíblica como una fruta que poco a poco se va madurando. El continuo
contacto con la realidad de la fe en la gente a través de las experiencias
misioneras en los talleres, en las carreteras, en los casos de auxilio en la fe
atendidos por celular, en Facebook o personalmente; el frecuente encuentro con
hermanos ya separados de la Iglesia Católica y, especialmente, el constante
encuentro con la Palabra de Dios en la oración personal, en la celebración de
la Eucaristía y en las horas que dedicaba a la lectura, a la investigación de
fuentes y la profundización de la Biblia iba suscitando continuamente
inquietudes, matices, planteamientos, nuevas riquezas que iban nutriendo y
alimentando la IV Edición de la Guía Bíblica.
Tres veces se tuvo que reelaborar desde el comienzo, intentando alcanzar
una mejor orientación y un mejor enfoque. Muchas personas, de diversos ámbitos
de dentro y fuera de los mismos ambientes eclesiásticos fueron ofreciendo
sugerencias, recomendaciones, observaciones que fueron haciendo madurar y la
Guía Bíblica.
A mediados de Julio viví una experiencia inolvidable.
Quedaban pocos meses para entrar al Año Mundial de la Fe y me proponía grabar
un CD dedicado a esta celebración de la Iglesia donde, mediante canciones, el
pueblo pudiera conocer, defender y difundir nuestra fe católica. Faltando
apenas dos semanas para la fecha de grabación aún no tenía el número de
canciones que deseaba llevar al CD, por lo que, viendo la oportunidad de un
Taller en Maturín que no se pudo dar, me trasladé a El Cobre, Edo. Táchira y en
la casa donde vive mi mamá Benigna me encerré un fin de semana completo en una
habitación a componer todas las canciones que pudiera, con su letra y música. La labor fue extenuante hasta altas
horas de la noche pero fue rendidora: once de los dieciocho temas musicales de
este CD fueron hechas ese fin de semana. A las dos semanas ya nos encontrábamos
en estudio para la grabación y
masterización del CD. El trabajo de grabación fue hecho por el conocido y muy apreciado Christian Pernía, de
Bailadores, Edo. Mérida.
En Agosto de 2012 se
estaban agotando los 12.000 ejemplares que se habían mandado nuevamente a
reproducir. Para finales de ese mes se estaba estrenando con mucha alegría,
después de más de un año de elaboración, examinación y espera del Nihil Ostat, la IV Edición. El primer lugar donde se
utilizaron para un Taller Faced’Dios fue en Punta de Mata, Edo. Monagas.
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