viernes, 27 de diciembre de 2013

Carta de Navidad a un TESTIGO DE JEHOVÁ.

La Navidad no es pagana porque pagano no es el nacimiento de Cristo; Navidad proviene de la palabra latina nativitas (natividad) y el cristiano la refiere directa y específicamente al nacimiento de Cristo. Ese fue, es y será el acontecimiento más admirable y Santo en toda la historia de la humanidad y para la fe de cualquier cristiano. 


La fecha del nacimiento de Jesús la calcularon los primeros cristianos basándose en una tradición judía que fijaba para los profetas, su fecha de fallecimiento y de su concepción en el mismo día, como creyeron que Jesús murió un 25 de marzo, calcularon nueve meses después y fijaron el 25 de diciembre como su nacimiento. Por eso los Cristianos Ortodoxos celebran la Navidad el 7 de enero en el calendario gregoriano, porque según su calendario, el calendario juliano, el 25 de marzo cae en el 7 de abril gregoriano.(1)

Los cristianos celebramos un HECHO, más que una FECHA. Y el emperador romano Aurelio, quien gobernó entre los años 270 - 275 d. C., batalló para opacar la memoria y celebración que los primeros cristianos hacían del nacimiento de Cristo. Lo hizo estableciendo el festival  del "Nacimiento del Sol Invicto" para contrarrestar muy probablemente la misma fecha o ocasión en que ya venían los cristianos conmemorando el nacimiento del nuevo y verdadero SOL QUE NACE DE LO ALTO: JESUCRISTO. 

Es de lógica sencilla, que si alguien quiere contrarrestar algo, lo hace en la misma ocasión en que acontece ese algo que quiere contrarrestar.

¿Cómo lo podemos inferir? En Ap 12, 1-17 hay evidencias de que los primeros cristianos procuraban contrarrestar la costumbre romana de conmemorar la fiesta del sol, la que se conmemoraba el día 25 de diciembre, y justamente, para ayudar a que los paganos recién convertidos, abrazasen la fe cristiana y tomaran a Cristo como centro, fuente y destino de sus vidas. Vemos allí en ese pasaje bíblico como el dios sol es eclipsado y sustituido por Jesucristo. Del Niño que está en el vientre emanan los rayos que aparecen cubriendo las espaldas de aquella mujer que está a punto de parirlo. La mujer pisa y es superior a la luna (diosa romana) indicando la superioridad del mismo Niño que lleva en su seno sobre todos los astros y tiene, además, una corona de 12 estrellas, representando, con ello, que las estrellas en sí mismas no son deidades, sino que todo el universo existe y tiene razón de ser en torno a Cristo; cuya Madre, por ser la madre del Rey de reyes, está siendo coronada, como reina y señora de toda la creación y, a la vez, como reina y señora de la antigua y la nueva Alianza (12 estrellas - doce tribus de Israel, doce Apóstoles). 

Es necesario recordar al lector que la fiesta pagana del culto al sol invicto el 25 de diciembre no comenzó con el emperador Aurelio. Ésta ya venía conmemorándose antes que él. Nada extrañaría, y lo planteo como una hipótesis, que mientras los romanos daban culto al sol y a los demás astros el 25 de diciembre, los cristianos, en lugar de acudir a esas celebraciones paganas, hayan podido estarse congregando aparte, entre ellos, para leer este pasaje del Apocalipsis que he indicado y conocer, de manera alegórica o metafórica (cuidándose de la persecución del imperio romano) lo más importante del nacimiento de Jesucristo y la enseñanza de que en El tendrían, conocerían y recibirían al verdadero SOL que debían de adorar en adelante. 

A esas reuniones o asambleas los primeros cristianos pudieron haber estado congregando a los paganos conversos para evangelizarlos enseñándoles que todos aquellos seres que antes adoraban como dioses (sol, luna, estrellas, etc) son en realidad elementos de la creación que tienen en Cristo su consistencia, su razón de ser. Mientras los paganos conmemoraban en un astro el "nacimiento del sol invicto", los cristianos conmemoraban el nacimiento del verdadero Sol invicto: JESUCRISTO. 

Asomo esta argumentación como una hipótesis, la cual, obviamente, puede estar afectada de algún error. Pero al fin y al cabo, para eso son las hipótesis, para abrirse paso a una posibilidad que puede ser tomada en cuenta como válida hasta que no sea demostrado lo contrario.

Existen evidencias de que en los siglos II y III los cristianos del este griego y del oeste latino ya intentaban averiguar la fecha del nacimiento de Cristo y por ello una muy posible razón de la determinación de cuando se celebrarían también su muerte y resurrección.

Quitemos la Navidad y veremos que a las venideras generaciones se les olvidará  que Dios se hizo hombre, que fue niño, que nació de una madre. El mundo seria entonces más ateo y más mundano.

Creamos más a San Francisco de Asís que vivió santamente y creó por primera vez el pesebre para darle a conocer el nacimiento de Jesucristo a los más pobres y a los niños que no sabían leer, que a sectarios que sin escrúpulos viven hablando mal  del pesebre y de la Navidad. 

Era absolutamente necesario que el Niño que nacería en Belén y que luego resucitaría fuera verdaderamente Dios. De no haberlo sido su muerte en la cruz hubiese sido en vano, la supuesta redención hubiese sido todo un engaño de mismo Cristo  y de sus Apóstoles.

Solamente Dios y no un ángel o un hombre es quien puede salvar.  Dijo Jesucristo: "Nadie puede ir al Padre si no es por mí" (Jn 14,6). Era, es y será por siempre necesario que Cristo sea Dios.

Esa es la inmensa alegría que celebramos en Navidad, no festejamos una ilusión sino el más hermoso acontecimiento de la humanidad. Dios mismo se hizo hombre y no nos hubiese podido salvar si no hubiera asumido nuestra condición humana. 

Tan es Dios el Niño Jesús, que hasta evidencias bíblicas tenemos de ello:

Los Reyes Magos fueron a adorarle, se postraron ante ÉL y de ñapa, entre los regalos, le llevaron uno con el que reconocían que nacía Dios: le llevaron incienso. (Ver: Mt 2,2.8-11). Todavía más, el mismo Herodes pidió que le dijeran dónde iba a nacer el niño para ir también él a adorarle.

El niño a nacer es el 'ENMANUEL', que quiere decir "Dios-con-nosotros" (Is 7,14), y le pondrían por nombre 'JESÚS' (Mt 1,21), que en hebreo significa "Dios-salva".

Si el niño Jesús no hubiese sido Dios entonces todo el misterio de la Encarnación habría sido un fraude, un engaño; sería falso entonces que Dios acampó entre nosotros, que la Palabra se hizo carne (Jn 1,1.14).

Si Jesucristo no fuese Dios todos los cristianos del mundo seríamos unos perfectos IDÓLATRAS por llamar SALVADOR y por rendirle ADORACIÓN a alquien que no es Dios.

Celebremos con júbilo y profunda devoción la Navidad porque los cristianos nos dejamos evangelizar  por todos y cada uno de los momentos de la vidad de Cristo, desde que fue anunciado por los profetas  hasta que resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo para reinar  por toda la eternidad.

Toda la vida de Cristo es adorable. Por ello, en la Iglesia Católica, vivimos la fe en Año Litúrgico. No desperdiciamos nada de la vida del Hijo de Dios porque en Él nada es desperdició, todo en ÉL es salvación. Así, en Navidad, contemplamos y adoramos su nacimiento.

Razón tenemos para estar todos de fiesta en esta Navidad. Cristo nos puede llevar a Dios porque en EL mismo está Dios, "en El reside toda la plenitud de la divinidad" Col 2,9.

Vayamos cada año a misa de Navidad, no vamos a ciegas, llevamos en nuestros corazones  la luz de la verdad. 

Salgamos a auxiliar en la fe a nuestros hermanos Testigos de Jehová, para que retornen a celebrar y compartir que nos viene del cielo. 

Atte: Padre Héctor Pernía, sdb, mfc.

(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Sol_Invictus

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