(Salmo
8, 1-8)
¡Oh Señor, nuestro Dios,
qué grande es tu nombre en toda la tierra!
y tu gloria por encima de los cielos.
Hasta bocas de niños y lactantes
recuerdan tu poder a tus contrarios
y confunden a enemigos y rebeldes.
Al ver tu cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has fijado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él?
¿qué es el hijo de Adán para que cuides de él?
Un poco inferior a un dios lo hiciste,
lo coronaste de gloria y esplendor.
Has hecho que domine
las obras de tus manos,
tú lo has puesto todo bajo sus pies:
ovejas y bueyes por doquier,
y también los animales silvestres,
aves del cielo y peces del mar, y cuantos surcan las sendas del océano.
¡Oh Señor, Dios nuestro,
qué grande es tu Nombre en toda la tierra!
La armonía de la Creación
La soberanía de Dios y la grandeza del hombre que le proviene no de sí mismo sino
como un acto de amor de parte de Dios. El salmista contempla las maravillas de la
creación: el cielo estrellado, el reflejo plateado de la luna, los animales al
servicio del hombre, y las bocas de los tiernos infantes que, pendientes de los
pechos de sus madres, proclaman la grandeza y providencia del Creador. Es como
un comentario poético a la obra de la creación narrada en el cap. 1 del Génesis.
El hombre es el representante de Dios en la obra de la creación. Todo ha sido
creado al servicio del hombre, y éste al servicio de Dios, por estar hecho a
«imagen y semejanza suya». El poeta, extasiado
ante tanta grandeza cósmica, se admira de que el Creador omnipotente se
preocupe de un ser tan insignificante como el hombre. Sin embargo, éste es el
rey de la creación por llevar el sello de lo divino en su alma.
La ruptura con el
plan de Dios
La voluntad de
Dios expresada en este Salmo es violentada muchas veces por el ser humano y de
ello es que se trata justamente la enseñanza de la Iglesia respecto al pecado
original.
El hombre, al
tomar "El árbol del conocimiento del
bien y del mal", (Gn 2, 17), “por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (Gn 3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios"
(S. Máximo Confesor, ambig.); tentado por el diablo, dejó morir en su corazón
la confianza hacia su creador (Gn
3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios.[1]
¿Pero,
que tiene que ver eso que dice con los niños?
Todos
los hombres están implicados en el pecado de Adán. Miremos con atención los términos usados en generalizaciones y seamos conscientes en reconocer lo que ellas abarcan e implican. S. Pablo lo afirma así:
"Por la desobediencia de un solo
hombre, TODOS [incluye a los niños] fueron constituidos pecadores"
(Rm 5,19); "Como por un solo hombre entró el pecado en
el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron..." (Rm 5,12). A la universalidad del pecado y de la muerte, el
Apóstol opone la universalidad de la salvación en Cristo: "Como el delito de uno solo atrajo sobre
todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo
(la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida" (Rm 5,18).[2]
Pero si los niños son inocentes, ¿Cómo puede
un niño tener ese pecado?
El pecado original es un pecado
adquirido por el niño, mas no cometido por él. Para entenderlo podemos poner un
ejemplo: un niño nacido, de una madre que haya consumido drogas, no es ni será
culpable del error que su madre cometió; pero sí puede llegar a adquirir sus
consecuencias que le afectarán.
Oración dirigida:
Al hacerse hombre el Hijo de Dios ha colocado al ser humano por encima
de toda la creación material y recalcado la dignidad fundamental de todos.
Sal.8, 5-10 ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él? ¿qué es el hijo de
Adán para que cuides de él ?.
Mi Dios, ¿Si todos los seres humanos supiéramos el inmenso amor que nos
tienes? ¿Si descubriéramos Tú presencia Divina en los pequeños detalles de
nuestras vidas?, ¿Si al menos dejáramos de ser tan indiferentes?
Si nos diéramos cuenta del inmenso amor que desde siempre has tenido al
ser humano, a tal grado de entregar a tu hijo único por nuestro amor, que en
cada parte de la creación la hiciste pensando en el bien del hombre, y que todo
fue tan perfecto, para que el hombre no se olvidará de ti , que en cada flor a
través de su perfume qué al admirar esas puestas de sol en el firmamento, en
cada sonrisa de todo niño estaría tu Presencia Divina y ese recuerdo imborrable
de tu inmenso amor por nosotros, si no fuéramos tan obstinados y de verlo todo
como solo mandatos e imposiciones, si descubriéramos y conociéramos
verdaderamente quien es Dios, descubriríamos a un Padre tan amoroso, capaz de
transformar al más vil pecador tan sólo con su amor, capaz de hacerlo pleno y
feliz, si tan sólo observáramos tu creación.
Te alabo Padre porque toda tu obra fue perfecta porque no te equivocaste
en nada, te pido perdón porque hemos sido nosotros los que nos hemos alejado de
tus designios, querido compararnos contigo, sintiéndonos capaces de ser como
dioses al pensar que también podemos crear, con las clonaciones de animales y
seres humanos, inseminaciones invitro.
Te alabo por la hermosura de las flores, por la diversidad de animales,
y sobre todo por tu obra maestra el ser humano, gracias Padre porque solamente
un Dios como tú lo pudo haber hecho.
Te alabo por la dignidad tan grande que le has dado al ser humano de ser
llamados hijos de Dios, gracias porque tu no haces diferencias entre ricos y
pobres, nos amas a todos por igual.
Te alabo y te bendigo por el sol, la luna y las estrellas que brillan
sin cesar en alabanza a su Creador, siempre fieles a su cita, Padre yo me uno
también a ellos para alabar a mi Creador.
Te alabo por el don de la vida que nos permite amarte, alabarte y
bendecirte
Te pido perdón por la contaminación tan desmedida que hemos tenido en
nuestra casa la tierra, por el mar tan lleno de petróleo, por todas las especies
que hemos perdido a causa de nuestra indiferencia, por el aire tan contaminado
a causa de mi irresponsabilidad de no afinar nuestros autos, por el desperdicio
de agua. Perdón por no ser un buen administrador de los bienes que has puesto a
mi cuidado.
Te pedimos Padre por todos los hombres, mujeres, niños, jóvenes y
adultos mayores de todo el mundo por sus necesidades, y en especial para que
tomemos conciencia y termine nuestra indiferencia en torno a nuestro medio
ambiente, y hagamos algo por cambiar y hacer a favor de toda Tú creación.
Reflexión personal: Leer
y meditar en silencio… Jn 15, 1-8.
Enseñanza:
hasta para poder ser Católicos nos tenemos que purificar para poder ser como
nuestro hacedor: universales, auténticos, para todos por igual.
La fragilidad en la fe se muestra en nuestros apegos.
También Ef 5, 25-27 habla de purificación. Dice
que a nosotros los miembros de su Iglesia nos
purifica con el baño del agua [Bautismo-Reconciliación] y de la Palabra [Eucaristía] para así
darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido,
sino santa e inmaculada. La vida
es un continuo proceso de purificación. Crecemos rápidamente encariñándonos y
apegándonos a personas y a bienes materiales, a la propia salud, a capacidades
que nos hacen importantes entre los
demás. Los vamos acumulando y luego nos damos cuenta que nos tenemos que ir
desprendiendo progresivamente de ellos.
Venimos de Dios pero donde va ÉL los
bienes que en este mundo vamos encontrando se van metiendo y a Dios lo van
desplazando. Es allí donde nacen nuestros ídolos. Los verdaderos ídolos y los
más voraces que Satanás patrocina no vienen en yeso, ni en madera, ni en
piedra. Son muy sutiles y pasan desapercibidos en la vida. Uno puede apostar
que no se encuentra en ninguno de ellos sin saber que anda caminando sobre
ellos.
Lo que no nos
llevamos de esta vida a la otra es lo más cuidamos (el cuerpo, las cosas, los
bienes, los títulos, el posicionamiento entre los demás) y lo único que nos
tenemos que llevar lo llevamos en olvido, en abandono…(el alma). Abandonamos la
lectura espiritual, la dirección espiritual, la confesión frecuente. No
aprovechamos ni valoramos debidamente el alimentarnos de Dios en la Eucaristía.
Preferimos llenarnos en el camino de malas intenciones, de malas palabras, de
rencores y resentimientos y descuidamos los tesoros con los que la gloria
adquirimos la gloria que Jesucristo nos ha prometido: el servicio, la caridad,
la amabilidad, el perdón, el diálogo, etc.
"OJO" Con
las carencias afectivas y familiares. Vocaciones en riesgo.
Es el terreno propicio de debilidades
por donde se cuelan con facilidad los ídolos, los apegos. Vivir buscando
“amuletos” o “refugios” terrenales donde amarrar nuestras inseguridades para no
caernos. Son peligrosos en la vocación, en aquellos compromisos que un día y por vida hemos tomado; pueden hacer desviar nuestra
pertenencia dentro de un instituto o una comunidad religiosa; en el mismo sacerdocio y también en aquella profesión por la que tanto esfuerzo y sacrificios hemos invertido; estar allí no por
el carisma y la misión sino por resolver nuestras necesidades y carencias. Se
preguntaría nuestro Señor Jesucristo… ¿Con cuántos de ustedes cuento para la obra
que el Señor nos confió?
Reflexión
- Chequeo: Revisemos nuestros objetivos internos…:
identificar si hay apegos que hayan sustituido el lugar primero de nuestra Misión, de nuestra consagración, de nuestra existencia. Escribe en tu cuaderno de notas:
PURIFÍCAME, SEÑOR,
DE….
Se necesita ser libre para seguir a Cristo
El Señor nos necesita libres para
poder ser Él Maestro y nosotros ser Discípulos. Así como dijo el centurión
romano al Señor: <<Pues yo, que no
soy más que un capitán, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno:
Vete, él se va; y si le digo a otro: Ven, él viene; y si ordeno a mi sirviente:
Haz tal cosa, él la hace.”>> (Mt 8, 9)
Por eso nuestra amada Iglesia, que es
sabia y madre educadora a la vez en el camino al Señor, nos recomienda hacer el
ejercicio frecuente del ayuno, de la penitencia y de las mortificaciones. Nos
ayuda en el espíritu que vayamos haciendo el desprendimiento de lo que es
vulnerable, circunstancial, de lo que complace nuestros gustos, nuestros
caprichos para irnos acercando, aferrando y sosteniendo sólo en lo permanente,
absoluto, estable, eterno e imperecedero.
La vida, la realidad y sobre todo el
Señor nos necesita robustos, fuertes; a todo terreno. Como san Pablo, quien se
gloriaba en la cruz, en los padecimientos que tenía que vivir por Jesucristo.
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