martes, 28 de agosto de 2012

CLARIDAD Y FIRMEZA EN LA FE. Tema de formación hacia el Año Mundial en la Fe..



Ignacio de Antioquía a los Esmirnas, 8; discípulo del Apóstol Juan (Año 107 d. C.):

"Seguid todos al obispo, como Jesucristo al Padre, y al colegio de ancianos (presbiteros) como a los Apóstoles. En cuanto a los diáconos, reverenciadlos como al mandamiento de Dios. Que nadie sin el obispo haga nada de lo que atañe a la Iglesia. Sólo aquella Eucaristía ha de ser tenida por válida que se hace por el obispo o por quien tiene autorización de él. Dondequiera que aparece el obispo, acuda allí el pueblo, así como dondequiera que esté Jesucristo, allí está la Iglesia Católica. No es lícito celebrar el bautismo o la eucaristía sin el obispo, pero lo que él aprobare, eso es también lo agradable a Dios, a fin de que todo cuanto hagáis sea firme y válido".

Cuando por primera vez leí este documento no pude contener la emoción que me produjo, la impresión por lo específico, lo directo, lo explícito y categórico de la verdad: La Iglesia Católica es la Iglesia de Jesucristo. Ya existía para el año 107, en tiempos de los primeros discípulos de los Apóstoles tanto los Obispos, los Presbíteros como los Diáconos. Además, lo diáfano y directo para señalar cuales son los bautismos y las Cenas o Eucaristías válidas y además, al dejar por sentado que todo lo realizan los pastores protestantes es nulo e inválido por no estar autorizados por ningún Obispo legítimo; es decir, unido en comunión a la sucesión apostólica.

Me quedaba contrariado y aún me siento así. Me pregunto ¿Cómo es que los pastores protestantes que tantos cursos, diplomados y títulos bíblicos que muestran no se han leído esto o no se lo hacen mostrar a sus prosélitos. ¿Por qué se tapa la verdad y en lugar de ella se enseñan mentiras? ¿Por qué siguen engañando a tantas personas diciéndoles que la Iglesia Católica fue fundada por Constantino y que Jesucristo no fundó ninguna Iglesia y no instituyó ningunos sacerdotes. Comprendo entonces que no es esto obra de nuestros hermanos evangélicos sino de Satanás. Donde está la mentira y la falsedad está él presente introduciendo división y su principal propósito es que no se le vea a él presente, que no se le señale para que creamos los católicos que nuestros adversarios son nuestros hermanos evangélicos. Quiere él vernos en contiendas para que los menos incrédulos y los más débiles en la fe terminen negando a Dios del todo y la avalancha del ateísmo siga creciendo.

Todo esto provocó que en adelante mirara con mayor admiración y amor a la Iglesia Católica por su fidelidad y firmeza de no separarse de la fe  recibida, vivida y anunciada por los Doce Apóstoles. Ha servido todo esto para renovar mi adhesión y amor a la Iglesia Universal, a la Iglesia de Jesucristo.

Reina hoy la confusión en el camino a Dios… 

La verdad sobre Cristo y la Iglesia está pero se encuentra así como cubierta por un velo. La confusión es la criatura que nace del vientre de la madre llamada desinformación. Estar desinformado de un camino es como andar a ciegas. Ir por una ciudad sin conocer el lugar es andar perdido, aunque estemos viendo claramente las calles, los edificios, los negocios y la gente caminando de un sitio a otro. Necesitamos la información y por otro lado la seguridad de que la información que se nos está dando es la correcta. ¿Cuántos son los que temen preguntar una dirección a un extraño por temor a que lo desvíen? 

La fe católica necesita un Apocalipsis; exactamente eso. No hay porque asustarse, Apocalipsis significa justamente <<desvelamiento>>; mostrar, revelar lo que es pero que no se ha visto aún; lo que es verdadero pero casi nadie sabe. Es sacar los tesoros guardados que a la gente les pertenece para mostrarlos; y sacarlos justamente porque no tienen razón de estar guardados si son del pueblo católico. El príncipe de este mundo está atacando fuertemente la fe haciendo pensar a muchos que en lugar de estar en el camino de Dios se encuentran en el camino del demonio. La mayor culpa de que los tesoros de nuestra fe estén guardados ha sido justamente porque la mayoría de nosotros, todos los católicos, hemos sido muy descuidados, apáticos e indiferentes en profundizar y conocer nuestra propia fe. ¿Qué dicen todos los tesoros que se van sacando del sótano del olvido y la indiferencia? algo que urgentemente todos necesitan saber: La Iglesia Católica es la Iglesia de Jesucristo.

La confusión en la fe es un terreno inmensamente favorable para el enemigo. Le permite con muchísima facilidad sembrar la cizaña e introducir la mentira. De este modo entra al rebaño, y aprovechándose del descuido por la enseñanza de nuestra fe que tenemos los sacerdotes, los consagrados, los agentes pastorales, ha conseguido que muchos hoy vean como diabólico lo que justamente es santo y viene de Dios y que llamen como obras de Dios lo que justamente viene del maligno. 

Necesidad de Referentes seguros en la Fe:

El pueblo necesita con suma urgencia referentes seguros en la fe que le puedan advertir a tiempo cuando las cosas vienen de parte de Dios y cuando vienen de parte del tentador.

La claridad y la firmeza en la fe pasa también por la fortaleza en resistir la seducción de inclinar y entregar el corazón por los bienes y placeres de este mundo y de permanecer firmes en saber que la suma felicidad y la plenitud la encontraremos buscando hacer nuestros los bienes del cielo.

¿Habrán catequistas, laicos comprometidos, religiosas, religiosos, consagrados y hasta sacerdotes que alguna vez se llegaron a preguntar si realmente tenemos la razón los Católicos o si por el contrario estamos equivocados y los evangélicos tienen la verdad? ¿Será que es cierto que a los niños no se les ha de bautizar? ¿Será verdad que Jesucristo no fundó ninguna Iglesia y que no nombró ningún Papa? ¿Será verdad que la María tuvo más hijos? ¿Será que estamos equivocados en nuestros institutos haciendo fiestas a nuestros santos fundadores y pidiéndoles su intercesión? ¿Cuántos religiosos consagrados y sacerdotes, incluso, son los católicos en extinción dentro de su propia familia tradicionalmente católica? ¿Cuántos hemos sufrido el desconcierto y el dolor porque se han ido de nuestra Iglesia laicos muy apreciados y muy cercanos en nuestras comunidades? ¿Cuántos hemos sentido la tentación de abandonar también la Iglesia? ¿Cuántos guardamos en silencio la pena de preguntar y de hacer saber las dudas en la fe que tenemos?

Invito a unos segundos de pausa para reflexionar estas preguntas...

¿Si eso sucede entre consagrados…? ¿Qué suerte le esperará a la gente más sencilla entre el pueblo? ¿Qué nos estará diciendo el Señor con este llamado al Año Mundial por la Fe?

Un año MISIONERO, el Año Mundial en la Fe.

Conocer nuestra fe, fundamentarla en la Palabra de Dios…abrir los ojos pues el pueblo que se nos ha confiado está siendo muy fuertemente atacado, está sólo y sin que nadie se le pare al frente para expulsarlo, él está entrando y llevándose a nuestros hermanos hacia sus peligrosos e inseguros pastos. A nosotros, a cada uno en su carisma, se nos ha confiado guiar hacia a Dios al pueblo. Tenemos la misión de mostrarle el camino; unos de una manera, con un carisma específico, otros de otra manera. Incluso ya muchos dudan del camino de la vida religiosa como camino hacia Dios y muestra de ello ha sido el poco ingreso de nuevas vocaciones. El príncipe de este mundo nos está viendo distraídos entre muchas ocupaciones dando lo que a él no le afecta y olvidando lo que a él les está sirviendo tanto para confundir y sacar del camino a Dios a muchos hermanos en la fe. Todos somos católicos y estamos en el compromiso de acudir al llamado del Papa Benedicto XVI a un Año mundial por la fe. El sólo hecho de este llamado del Papa habla de la urgencia que para este momento de la Iglesia representa atender esta situación… y nuestros propios ojos son testigos de ello…. Aclarar el camino a Dios… hay muchísimas dudas, lagunas y hasta ambigüedades en muchos religiosos y sacerdotes respecto a asuntos de fe.

Yo mismo he tenido que reempezar todo mi camino de formación luego de diez años de sacerdocio y de quince años de formación inicial que había recibido. Bajar al sótano de la Iglesia a buscar lo que no sabía y encontré un fascinante tesoro. Me sentí aplazado y responsable por aquellos que no pudieron dar razones de nuestra fe ante otros hermanos; aplazado y responsable porque en la parroquia donde estaba era el responsable por la formación cristiana que se daba. Sobre nosotros los sacerdotes pesan muchas responsabilidades en la formación de la fe del pueblo de Dios.

Para la reflexión….
1) ¿En qué condiciones está mi fe?

2) ¿Qué capacidad tengo de ser puerta de la fe para que lleguen a Cristo quienes me rodean?

3) ¿En qué va a consistir mi participación durante el Año Mundial por la Fe? ¿Cuál será tu ofrenda misionera?

4) ¿Qué reacción suscitó en mí esta reflexión? ¿Te está surgiendo alguna intuición o propósito misionero? Aprovecha este momento que el Espíritu Santo te está hablando y plasma en unos párrafos las líneas generales de esa visión misionera que tienes en tu corazón. 

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