martes, 28 de agosto de 2012

LA CRUZ Y EL SUFRIMIENTO


Enseñanza: cambiamos de casa, también de hermanos de comunidad, de servicios; siempre nos acompañan las alegrías y los sufrimientos. ¿Cuál es el sentido del sufrimiento? ¿Qué hacer cuando el sufrimiento toca nuestras puertas? 

Te invito a oir el testimonio de una mujer ex-evangélica que se convirtió a la Iglesia Católica y nos hablará del sentido de la cruz y del sufrimiento:

Reflexión: Escribe en 10 líneas… lo que piensas acerca del sufrimiento en la vida de un ser humano sin Cristo… y el sufrimiento en la vida de un ser humano con Cristo. Compartir algunas de las reflexiones.

Enseñanza: Recuperamos el lugar que en el Bautismo ocupan los sufrimientos por la causa de Cristo. Nos sumergimos con Cristo y como Cristo en el sacrificio que implica amar a los demás, perdonar.  Esta es el agua en la que nos tendremos una y otra vez que sumergir… (Mc 10, 35-40; Lc 12, 50). Muchísimos han sido los que han abandonado la Iglesia Católica por no haber sido capaces de permanecer en medio de las pruebas: un anti testimonio, un conflicto, un pecado, un vacío dentro de su Parroquia o de su comunidad cristiana. La debilidad en la fe, la fragilidad en las emociones, las carencias afectivas arrastran a muchos a buscar un lugar de culto donde todo sea como color de rosas y sin pruebas de ninguna índole. Y hasta dudan de la presencia de Dios y de permanecer si aparecen problemas y pecados en los que asisten a la Iglesia. 

El Papa Benedicto XVI nos recuerda, hablando de la cruz, que “la vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y del sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora[1]

Enseñanza: ¿Qué mensaje le darías a quienes acusan a los católicos de llevar en el pecho una maldición por cargar la cruz? A quienes adversan y hablan mal de la cruz, por su propio bien, conviene advertirles lo que san Pablo dice: 

Porque muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo; se lo he dicho a menudo y ahora se lo repito llorando. La perdición los espera; (…), y se glorían de lo que deberían sentir vergüenza” (Filip 3,18-19).

Tengo otra reflexión por compartir. ¿Por qué en todos los Viernes Santo la Iglesia Católica hace una celebración para adorar la cruz dándole un beso? 

Es tan profundo el sentido de esa celebración que me faltan palabras para abarcarla toda. Todo Jesucristo es adorable, no solamente Jesucristo resucitado es adorable. Todo el misterio de Jesucristo merece y recibe adoración por parte de los cristianos, incluso su nacimiento. Fíjate como los reyes magos fueron y se postraron ante el Niño Jesús y le ofrendaron oro, incienso y mirra. Así mismo, la cruz es parte fundamental del misterio de la Salvación. El Viernes Santo todos los cristianos nos centramos en rendirle adoración al signo desde el cual Jesucristo nos rescató del pecado y de la muerte. Contemplamos a Jesucristo colgado en la cruz pidiéndole perdón por aquellos pecados nuestros que actualmente lo vuelven a crucificar. Es una celebración profundamente penitencial y llena de profunda gratitud que justamente todos los redimidos debemos rendirle a nuestro Señor Jesucristo. 

Testimonio:
Habiéndose gravemente enfermado San Juan Bosco, por órdenes de su director espiritual, San José Cafasso, éste fue a descansar y recuperar su salud en I Vecchi, Piamonte italiano, en casa de su madre Margarita.
Luego de su recuperación, Don Bosco le pide a su mamá que le ayudara en el Oratorio de Valdocco pues todos aquellos jóvenes que él había recogido necesitaban una madre.
Ella con mucho sacrificio y generosidad recoge sus cosas y emprende el camino. En el Oratorio Mamá Margarita atiende a centenares de muchachos preparándoles comida, lavándoles las sábanas, remendándoles la ropa, enseñándoles a rezar, corrigiéndoles cuando era necesario, sembrando en la huerta para ahorrar gastos en la alimentación. Pero estos muchachos eran muchachos al fin, y muchas eran las veces que le hacían la vida amarga: le ensuciaban las sábanas que había lavado, le destruían la huerta con sus juegos, entre otras travesuras más que le hacían.
Aquella santa mujer también era un ser humano y llegó un día en que reventó por dentro. No aguantó más aquél trabajo extenuante y tantas mortificaciones. Recogió sus cosas y se le presentó a su hijo sacerdote en la habitación para decirle: "Ya no puedo más, hijo. Esto no es para mí. Yo me regreso al Piamonte. Búscate a otra persona". Cuanto le habrá costado a aquella madre decirle tales palabras a su hijo, sabiendo ella la situación de soledad en la que le iba a dejar.

Don Bosco, quien se encontraba sentado junto a su mesa escribiendo unas notas, al mirar a su mamá solamente le dijo: "Madre, mira a la pared". Ella mira un crucifijo que estaba allí colgado en silencio por unos segundos y luego le contesta a su hijo: "Ya entendí hijo. Ya entendí".

Enseguida Margarita regresó a su habitación, sacó sus cosas personales y su ropa y las volvió a colocar donde iban. Más nunca ella se le volvió a presentar a su hijo para decirle... me voy, esto no es para mí, me regreso a casa, búscase a otra persona."

Discernimiento: La fe con cruz y la <<fe rosa>> a la entrada del templo, de la Iglesia. Imagínate que al entrar al templo ves dos mesas, una con ramo de rosas y la otra con una bandeja llena de crucifijos.  Llevas en tu mano tu fe y has de escoger con que quieres acompañar y sujetar tu fe, si con una rosa o con la cruz. Cada opción es un camino...





Comparemos estas dos presentaciones de la persona de Jesucristo y analicemos la presencia y el sentido de la cruz en cada una de ellas. Valoración sobre la identidad del Cristo que cada video presenta. ¿Es el mismo Cristo?

Reflexión personal: ¿Cómo he venido reaccionando ante el bautismo (cruz) que me corresponde para ser otro Cristo en vida de cada día en mi comunidad religiosa? ¿Sé llevar con amor la cruz de cada día en el servicio o vivo renegando de mi cruz?




[1] Benedicto XVI, Carta Apostólica “PORTA FIDEI”, Núm 15.

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