Misericordiosísimo Jesús,
que eres la bondad misma,
no niegues la luz a quienes la buscan en ti.
Recibe en tu compasivo corazón
las almas de nuestros hermanos esperados.
Condúcelos y no los dejes marchar,
para que glorifiquen la generosidad
de tu misericordia.
Padre eterno,
vuelve tu misericordiosa mirada
hacia las almas de quienes se han separado
de la Iglesia de tu Hijo,
desperdiciando así tus bendiciones
y han abusado de tus gracias
al persistir en sus errores.
También ellos están en tu compasivo corazón.
No mires sus errores sino el amor de tu único Hijo y su dolosora Pasión que soportó por su bien.
Haz que ellos tambien glorifiquen
tu gran misericordia
por los siglos de los siglos.
Amén.
Para sanar los golpes y heridas ocasionadas en la fe a causa de la división entre cristianos. Para sanar la inseguridad y la duda de pertenecer a la Iglesia Católica y, como el Rey David, danzar con todas sus fuerzas delante de Yahvé (2Sam 6,5.14) porque estamos en la Iglesia que Cristo en persona fundó.
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Padre por aquellos que se afanan en ver nuestra separacion y no comprenden nuestra relacion contigo te pido que les permitas sentirte vivo y que encuentren el camino contigo.
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